Hace unos meses se me rompió la máquina laminadora que compré al empezar a aprender a hacer fimo, bueno, en realidad era una máquina para hacer pasta, y sinceramente no me extraña que se rompiera tan pronto, fue bastante barata, y su calidad dejaba mucho que desear.
El caso es que como a los pocos días iba a ser mi cumpleaños, mi maridito me prometio regalarme una buena, pero pasó mi cumpleaños e incluso algún mes más, y otro, pero un buen día le mandé a la tienda en la que compro las pastillas de fimo, y mi sorpresa fue que apareció con la máquina, con esta maravillosa máquina con rodillos antiadherentes, y posibilidad de acoplarle un motor y utilizar plantillas con texturas.
Al final, y como se suele decir, nunca es tarde si la dicha es buena, aunque lo que si lamento es la epoca del año en la que mi marido me la ha comprado, con estos calores, no hay cristiano que haga fimo, se queda blandito y como baboso, así que es misión imposible, pero ya pronto volverá el frio, y podré disfrutar de ella.
Un beso para todas
6 comentarios:
a difrutarlo ,pasa por mi blog tengo algo para ti besitos
Te vas a hacer toda una profesional, pasate por mi blog cariño
Que bien que te mime, yo te dejo algo en mi blog.
Qué cositas más bonitas vas a hacer!!!!
un besote
magnifico regalo!!, cuando ya esté fresquito (en dos semanas más se acortan las horas de luz) podrás hacer maravillas,ya las haces, pero con la maquina más aún!!.
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